No. Está claro que gracias a Dios y a pesar de aquella hipócrita campaña, ninguno de los que trabajamos es Metrovías. Lo que si es cierto es que todos somos empleados de Metrovías y en consecuencia deberíamos tener las mismas condiciones laborales.
De base las condiciones son discriminatorias y desfavorables en relación a nuestros compañeros que están en convenio gozando de varios beneficios que nos son negados. Eso es muy malo. Pero peor aún es que entre nosotros mismos surgen tales diferencias de sueldos y trato que hicieran parecer que aún siendo todos de la administración del subte, todos parecemos de distintas empresas. Eso es terrible, pues el manejo esta tan dispar que alimenta injusticias que deben ser reparadas.
En medio de estas desigualdades, los que trabajamos en la sede central sufrimos por conocer las mejores condiciones que mantienen nuestros compañeros afiliados al sindicato. Conocerlas es indignante para nosotros, pero la peor situación se dá para los descentralizados. Ellos no solo conocen esta marginación, sino que también conviven con ella.
Los descentralizados trabajan a la par, a metros de distancia de los empleados dentro de convenio que parecerían ser de otra empresa, de otro subte. De un subte en el que los empleados tienen beneficios, son tratados como personas, tienen estabilidad laboral y tienen perspectivas de ascenso. Pero ellos que se saludan cada mañana, por la malicia de una empresa que mantiene un fraude laboral, parecen pertenecer a un subte distinto.
Los descentralizados, esos que cada dia trabajan para y con sus compañeros en convenio, merecen ya ingresar al convenio. Lo merecen, lo desean y les corresponde por ley. Yo no soy Metrovías, nosotros no somos Metrovías, ellos no son Metrovías; ¿entonces quién es Metrovías?. Por ahora nadie lo es, pues no hemos tenido ni una respuesta aún.
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