Trataré de explicar la sensación de impunidad y el desprecio que sentimos por esta marcha quienes hemos sido víctimas directas de la justicia.
Es que buena parte de nosotros hemos tenido que contemplar con dolor como familiares, conocidos y amigos, participaron en una marcha en apoyo a los mayores victimarios que tendremos en nuestra vida.
Masivamente la gente apoyó a los jueces y fiscales que suelen ser los principales garantes del poder de los que mas tienen en detrimento de los que con poco nos vamos quedando con menos que nada tras el efecto fatal de su intervención.
Esa Maldita Justicia para la que piden protección es la que avaló la represión que un importante grupo económico me propició, liquidándome en segunda instancia en tan solo diez días para revertir absolutamente un fallo en el que luego de más de dos años de sufrimiento se había arribado a la verdad.
De esa forma me quitaron cientos de días de vacaciones con mis hijos, mis amigos del trabajo, la posibilidad de ejercer mi profesión, mucho más dinero del que puedo ganar en el resto de mi vida y mi vida propiamente dicha. Porque cuando te matan es una cosa, pero cuando te matan y te dejan vivo para ver como te destruyeron y se llevaron todo es mucho peor.
Por eso me imagino que como yo, debe haber varios más a los que la justicia los ha destruido injustamente y cada uno de esos debe sufrir al ver a su alrededor como gente de su entorno asiste en apoyo a una justicia que suele defender intereses ajenos a las mayorías.
Entonces no entiendo como puede tanta gente movilizarse en beneficio de un poder tan nocivo. Un poder que tiene una fortaleza mayor a la de cualquier otro y a su vez goza de una fama de impoluto auto gestionada por quienes nos sugieren recurrir a él para cobrar honorarios y por los que se benefician con sus fallos. Un poder que puede ser más corrupto que los otros, pero que es peligrosamente más poderoso. Un poder que reacciona corporativamente ante cualquier intento de cuestionarlo. Un poder que se auto exime de cuanto impuesto debemos pagar el resto de los mortales que habitamos este país. Un poder que, insisto, asiste siempre a proteger a los que más tienen para cuidar sus bienes materiales y sus derechos con un recelo excesivo desde una presunción de igualdad que sabemos no existe.
No logro explicarme como pueden marchar al lado de todos esos fiscales y jueces que tanto mal nos han hecho a tantos, que jamás movilizarían una pestaña para apoyar las nobles causas que perseguimos cada uno de nosotros en nuestras simples vidas.
Estos tipos de la elite judicial, inalcanzables, ensalzados en su ego, narcisistas y autodefinidos como eminencias; son acompañados hoy por los que directa o indirectamente son sus víctimas.
Lamentablemente, mientras algunos cargamos en el anonimato con nuestra cruz esperando una mirada piadosa, otros marchan con el enemigo en andas. Maldita justicia.
Lamentablemente, mientras algunos cargamos en el anonimato con nuestra cruz esperando una mirada piadosa, otros marchan con el enemigo en andas. Maldita justicia.
Esta gente marcharía con el mismísimo hitler si estuviera contra la presidenta Aún la DAIA
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