Eliminado de administración luego de 4 años dilapidando esfuerzos y acumulando pérdidas, este último año me dediqué a moverme por mí para lograr dignificar algo esta derrota.
En vistas de esto y teniendo en cuenta que algunas de las listas tenía retomar la lucha contra mi despido represivo como uno de los principales puntos de su agenda, existía un solo resultado eleccionario que no me favorecía manteniendo las puertas en el mismo estado en que me las cerraron hace casi un año y es el que lamentablemente se dio. Como siempre en estos últimos años el resultado fue el que mas le convenía a Metrovías y por ende el que menos me convenía.
Felicito a todos sinceramente, de alguna forma todos han logrado cosas importantes en esta elección y entiendo que esta situación meritoria es una consecuencia de sus esfuerzos. No hay nada mas lindo que plasmar el esfuerzo en un resultado. Este sindicato cada vez que se plantea un objetivo parece lograrlo, no se si me duele ser la excepción o me duele mas suponer que no fui ni eso.
Me alegro por varios compañeros a los que quiero mucho, pero no puedo dejar de sentir tristeza por mi situación personal. Ya no me va quedando nada de que agarrarme, se agotaron las chances de contrarrestar con una victoria la pálida imagen que recibieron mis hijos de mí cuando el año pasado les tuve que contar a cada uno entre lágrimas mi derrota y sus consecuencias para todos nosotros.
Por nada del mundo voy a abandonar mi sueño de volver al subte, el trabajo es la vida y no quiero renunciar a mi vida. Hay reclamos que exceden los litigios, las personas y los gobiernos como el derecho a la vida o el de la soberanía de los países aunque algunos no lo entiendan. Por eso aunque haya perdido la guerra, aunque no exista ya un ámbito donde continuar mi reclamo, aunque nadie se lo proponga mas que yo, aunque no sepa como hacerlo todavía, voy a luchar por mi soberanía laboral. Aquel lugar me pertenece.
El subte es mi Malvinas, hoy estoy lejos, olvidado, sobreponiéndome a la humillación de estos últimos años y con la pesada carga del cartel de derrota a cuestas como solía pasarle a los ex combatientes.
Cuando me despedí de mis compañeros la última frase que dije parándome de mi escritorio fue “No se acerquen al sidoso”, nunca pensé que esa referencia se volviera tan certera con la caída consumada.
Recurriendo a frases de la canción del gran Ciro “Puede mas la indiferencia de tu gente que la bala mas voraz del enemigo” y “hubo menos muertos en el frente que en campo de batalla del olvido”, encuentro similitudes espantosas.
Me quitaron todo, me dejaron solo, pero nunca voy a dejar de soñar con volver. Ojalá algún dia alguien se acuerde y me acompañe con la contundencia que lo han hecho con tantos otros despidos, ojalá encuentre algún camino. Ojalá alguna vez alguien con poder suficiente tenga la voluntad de plantearse mi mismo objetivo y esté dispuesto como yo a jugarse la vida.
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